jueves, 18 de noviembre de 2010

POR AMOR A VOS



El ex técnico de WIlstermann Eduardo Villegas conversa con los jugadores en uno de los entrenamientos pasados.| Foto ilustrativa  - Lostiempos.com | UsuarioRaul flores es un ex futbolista profesional del fútbol boliviano que se retiró a los 20 años, se recibió de Director Técnico en la AFA, pero actualmente trabaja en una verdulería 17 horas diarias y se casa en enero con la mujer que hace trece es su novia. 

Raulito siempre fue conocido como un fanático del futbol, laburador y, sobre todo, un  muchacho amable y muy humilde”, lo describe su vecino Luis González, dueño del bar El Destino. Luego agregó lo conocía hace siete años, desde que llegó al país.

Pero “Cachito”, un empleado de CLIBA, que barre la cuadra de Gallo al 500 donde se encuentra la verdulería, opina que a veces es un poco agrandado porque anda presumiendo y mostrando, en su celular iphone, las fotos que se sacó con muchos famosos: Martín Palermo, Héctor Veira, Fernando Redondo, Maradona, Guillermo Vilas,  Pancho Sa, Los Kjarkas, Evo Morales, entre otros.


Tiene pinta de un galán. Su físico está bien marcado en sus 175 metros de alto y 70 kilos de peso. Tiene el pelo corto y castaño claro. Ojos color miel, la cara redonda y tez blanca. Pero la palabra Ranger 2002, tatuado en su brazo izquierdo, llama la atención porque muy pocos hacen esos cursos especiales para se boina verde, en el cuartel Manchego de Santa Cruz de la Sierra, ofrece. Justamente, esas fuerzas armadas que mataron a Ernesto  Che Guevara.

Jugó profesionalmente dos temporadas en Wilstermann, donde debutó en primera, y una en Aurora pero se retiró obligado por la rotura de ligamentos y el fémur de su pierna derecha tras un accidente de tránsito. Por esta razón y especialmente por estar acerca de su novia llegó a Buenos Aires, en el 2003.

Desde entonces trabajó de fiambrero y repositor en un supermercado chino y de verdulero en el negocio de su futura suegra, también cochabambina. No quiere decir  cuando gana ni las horas que trabaja sólo aclara: “Todo es por amor a María (su novia)”.

 
Pero su compañero de trabajo, Oscar Mamani, dice que trabaja en ese negocio hace cinco años y, últimamente, hasta 19 horas ya que en enero se casa y la fiesta completa, que dura tres días según las  tradiciones de la llajta, la pagan sus jefes.

Tiene buena oratoria y se expresa muy a menudo moviendo sus manos. Esas manos de dedos grandes, ásperas y callosas. Su voz es dulce pero cuando la gente le saluda en la calle responde con una voz gruesa y firme, como si recordara que en el 2002 prestó el servicio militar obligatorio en Bolivia.

“Recuerdo que cuando Raúl tenía unos 14 años, nos hacía despertar con silbidos todos sábados y domingos, a las cuatro de la mañana,  para que nos entre a todas las chicas y chicos del barrio. Siempre le gustó  jugar y enseñar todo de fútbol”, cuenta su cuñada Jhaneth Lazarte.

Se recibió de  director técnico profesional de la ATFA (Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino) en el 2008, pero nunca ejerció como tal oficialmente, sólo dirigió a algunos equipos en los que jugó y participó de algunos campeonatos organizados por la colectividad boliviana.

 “Fue el único alumno boliviano que hizo el curso por esos años. Era muy bueno en los ejercicios de campo y técnicamente en el medio campo, por eso le decíamos el Diablo Echeverry” opinó su ex profesor de la materia Táctica y Técnica II e ídolo de boca, Pancho Sa.

El ex alumno del Colegio San Miguel de Tiquipaya no quiere hablar ni una palabra de su pasado futbolístico porque las heridas de su mente no cicatrizaron, pero en el corazón anda bárbaro porque el quince de enero se cumple uno de sus sueños: casarse. Y dirigir la Selección Boliviana de Fútbol tiene que esperar unos cuantos años porque tiene pensado quedarse 5 o 6 años mas en la cuida porteña, a un que todavía no tiene proyectos.


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